La defensa personal
es toda práctica relacionada con la protección del cuerpo, de
nuestra identidad, de nuestros seres queridos, de nuestros
bienes y de nuestro tiempo.
En sentido amplio,
es el arte y la ciencia de cuidar lo que somos, lo que tenemos,
y la capacidad de utilizar nuestros recursos para hacer de
nuestra vida la experiencia feliz y vital que queremos lograr
para nosotros.
Para ello usamos el cuerpo, la mente y cualquier elemento
externo que nos ayude a tal fin.
Nos valemos tanto
de la palabra como de los movimientos, de la quietud y del
silencio, de lo artesanal y de lo tecnológico.
Todo depende de la situación, de los participantes y el
contexto.
Pero la defensa personal, en sentido literal, es también
"Self Defense" (Defensa del "Sí mismo").
Para el
psicoanálisis, al igual que en el Zen, el Sí Mísmo o Self no
es el yo. No puede ser conocido de modo directo: el Sí Mismo es
inconsciente.
El Sí mismo es el centro de nuestro universo psicológico,
núcleo de la personalidad, cargado de energía instintiva, en
gran parte desconocido para nosotros.
Todas las artes
marciales lo ubican en el centro del cuerpo, y concuerdan en que
su fuente energética está en el bajo vientre (Hara o Tan tien).
Algunas como el Wing Chun, estructuran toda su
práctica a partir del centro.
Entonces, la Self Defense o Defensa del Sí Mismo, podría
entenderse de dos maneras:
1) Una defensa que
lleva a cabo nuestro centro inconsciente, para desarrollarse y
realizar su proyecto interno ("el Sí Mismo se
defiende").
2) Una defensa
consciente, realizada por nuestro Ego, que consiste en darle
lugar a las manifestaciones que surjan de nuestro Sí Mismo, mas
allá de la sorpresa o el rechazo que nos pueda producir en un
primer momento, en su condición de inconsciente e imprevisto
("Defender nuestro Sí Mismo").
Las mejores
técnicas marciales son las que surgen de lo inconsciente; quien
se mueve o habla no es nuestro "ego", sino algo que
podemos llamar, con rigurosidad y sin misticismos, nuestro
"Centro".
Como dice Herrigel en su célebre libro sobre Zen y el tiro con
arco, "Usted no dispara: Ello dispara".
¿De que se
defiende el Centro?
De todo aquello que le produce displacer, o amenaza su
existencia.
¿Porque se defiende?
Porque busca lograr satisfacción durante su ciclo de vida. Esto
último es lo que justifica tanto esfuerzo, tanto entrenamiento,
tanta ejercitación del cuerpo en los movimientos y los gestos
autodefensivos que practicamos día a día. Aprender y
memorizar, para luego olvidarse, y confiar que "Ello"
actuará inconscientemente cuando sienta que debe hacerlo.
Los efectos
terapéuticos de un Sí Mismo en desarrollo a través de las
Artes Marciales, se ven en la salud, en la capacidad de amar, de
producir, de crear y de ganar dinero. Freud diría Amor y
Trabajo. La sabiduría popular dice "tres cosas hay en la
vida: salud, dinero y amor".
Encontrar modos de
lograr mayor placer y alejarse del sufrimiento, es otro
indicador de que el Si Mismo está creciendo, y su potencial
deseante está siendo preservado y desplegado.
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Cuando los
profesores de SDS Wing Chung usamos la palabra "Defensa
Personal", pensamos siempre en términos de "Sí
Mismo".
Para nosotros el Sí Mismo inconsciente es anterior al
"yo", núcleo que manifiesta su impulso vital y busca
defender su derecho a vivir experiencias que permitan la
satisfacción de un deseo. El deseo es el motor y la fuente
energética del Sí Mismo, su empuje y su razón de ser. Por eso
es tan difícil enseñar defensa personal a quienes no tienen un
fuerte deseo de vivir.
En los sistemas de
Defensa Personal de vanguardia, basados en reacciones
espontáneas y no en técnicas mecánicas, la mejor defensa es
la que surge naturalmente, inconscientemente, sin pensar. El
centro que lo realiza es desconocido para nosotros. Los
movimientos, los gestos, o las palabras, surgen de una fuente
que opera en nosotros mas allá de todo control consciente.
Aquí nos encontramos con el puente que lleva desde la defensa
personal hacia el camino de un nuevo autoconocimiento.

De
a poco, sin darnos cuenta, empezamos a experimentar otra
percepción de la realidad, y una nueva definición de nosotros
mismos. Este es el más alto nivel de Defensa Personal, pues
estamos en condiciones de decir que hemos dado lugar al
nacimiento de un nuevo sujeto. Es la señal de que nos hemos
exiliado un poco de nuestro "yo", para acercarnos a
nuestro "Sí Mismo". La
Defensa del Sí Mismo es una apuesta al cambio permanente, y es
lo contrario de un "Sí Mismo defendido", cerrado,
rígido, que no cambia y no se descentra nunca porque teme
conocer sus límites y posibilidades reales en el mundo. La
defensa del Sí Mismo abre la puerta a los aspectos desconocidos
y desaprovechados de nosotros mismos los cuales pueden ser
puestos en el acto en nuestro modo de vivir, y hacen que valga
la pena el esfuerzo por defender ese centro que nos constituye y
nos permite seguir estando plenamente vivos. La
Defensa del Sí Mismo, entonces, mas que un conjunto de
técnicas y estrategias, es una actitud de vida: proteger lo que
somos, incluso lo que aún no sabemos que somos, y trabajamos
para llegar a ser algún día.
Es defender el despliegue de nuestro Sí Mismo desconocido,
darle recursos y espacio para surgir.
Es nuestra Vida misma, que elige el desafío del cambio, la
evolución, y el desarrollo constante de nuestras
potencialidades aún por descubrir. |